jueves, 18 de septiembre de 2008

De cuando trabajar te deja lelo


Pareciera que estuviéramos destinados a laborar. La gente te congratula cuando obtienes un puesto, te palmean la espalda, hacen chistes usadísimos como hablarte de usted y decirte "Jefe"; como si todo en esta vida se redujera a estar en nómina.

Es que hasta esa palabra me caga. Nómina. Nó-mi-na. NÓMINA. Es pedante. Pero aún más pedante es convertirte en todo un Godínez.

Despertarse a las 7 no es agradable. Preparar café, elegir ropa "ejecutiva" (mi salario sin duda no lo es...), emperifollarse, salir al coche con la bolsa, el snack de media mañana y los tacones en la mano.

Ahí es cuando empieza el tedio. Una hora en el tráfico. Me enchino las pestañas, casi choco, repito la operación. Un sorbo de café, le cambio al radio y busco al repartidor del Publimetro. Así hasta que llego a la oficina.

Prendo mi compu, saludo al superior, voy al baño. "Usted tiene 29 mensajes nuevos en su bandeja de entrada". Si no hay nadie en el messenger pido la eutanasia. Abro una plática grupal. Se me duerme la pierna izquierda (siempre es la izquierda, no me pregunten por qué). El teléfono ya ha sonado unas 40 veces. El reloj de Catedral marca las 11. Tecleo. Me estiro. Me aburro.

Aunque ya haya dejado la escuela hace mucho tiempo, para mi a partir de las 11 es legal aplicar el lunch. Coca-Cola, frituras y una manzana para no sentirme tan culpable.

Esperar para salir a comer me parece eterno y la mayor sopresa de mi día me la da el menú de la comida corrida. Triste. Me enojo cuando hay sopa de lentejas, aunque igual la disfruto. Intento no pensar en los pendientes de la oficina, pero mil post its me atacan mientra degusto y les deseo "provecho" a mis compañeros.

Regreso. Me lavo los dientes con ahínco. Aguardo con ansias a que den las 6. Me despido del jefe con la hipócrita frase "¿No se le ofrece nada más?", esperando desde lo más profundo de mi corazón que no se le ocurra pedirme que le transfiera a nadie más.

Quiero llegar a mi casa, quitarme los zapatos, echarme en el sillón, ver la tele y despeinarme, pero para eso falta una hora o más, dependiendo del tráfico capitalino y el ciclo del agua.

Bueno, mañana será otro día...
¡Exactamente igual!

1 comentario:

milsy dijo...

ash, tus palabras me dan mucho entusiasmo para mi incipiente vida laboral! Tengo entrevista mañana! youre killing me