Ayer me disponía a tomar un café y chismear de lo lindo con dos buenas amigas. Cual fue mi sorpresa que los dioses del tráfico y de las multitudes conspiraron contra nuestra chicks-date y tardé la fabulosa cantidad de 2 HORAS Y MEDIA para llegar a mi casa.
Del cafecín ni hablar... llegué con la rodilla dislocada de tanto frenar, el cuello tenso y la espalda llena de nudos.
Estúpida ciudad, estúpidos gobernantes, estúpido tráfico, estúpidas distancias, estúpida lluvia que hace que la gente se alele más de lo normal (aunque ayer no llovía), ¡estúpidos todos los que se cruzan por mi camino!
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